viernes, 30 de mayo de 2008

Te Cuento Un Cuento? ... Por Un Beso!

Desde pequeña fue solitaria y callada, eran contadas las veces que se le vió durante su infancia jugar con niños de su edad.
Siempre llevaba entre los brazos una muñeca de ojos melancólicos, cabello lacio y negro, llamaba mucho la atención, pues aquella muñeca tenia una expresión muy triste en su rostro plástico, parecía ser el propio reflejo de su pequeña dueña.

Los padres de Lilia trabajaban todo el día, no tenia hermanos, creo que esto fue el comienzo de su marcada soledad.
Con el paso de los años, Lilia, al igual que el resto de niños del pueblo fue creciendo, en escasas ocasiones se le podía ver caminando, siempre cerca del muelle y justo en aquellos días en el que el frío cruel le helaba a uno hasta los nervios.

Pronto las calles de aquel pueblito costeño eran inundadas por adolescentes alegres y risueños, las carcajadas y el fuerte ruido de la música se hicieron costumbre en los fines de semana, como también las reuniones noctámbulas que se daban en el parque que estaba al frente de la iglesia, las conversaciones en voz alta, las bromas, los cánticos de las jovencitas, todo esto reflejaba vitalidad; pero Lilia nunca estaba presente en las fiestas ni en las reuniones que se daban por las noches, aún en la escuela a pesar de ser una alumna de un buen promedio, trataba de mantenerse escondida, le tenia miedo a la gente, miedo de estar entre todos ellos.

En su salón de clase siempre hubo murmullos y falsas historias con respecto a Lilia:
- Es una acomplejada, decían - un fenómeno - esta medio loca - es una aburrida.
- Dicen que un extraño la violó cuando era niña es por eso que tiene miedo de estar con gente a su alrededor.
- Yo escuché decir que tiene un pacto con el demonio y no sale de su casa por las noches porque hace rituales con sangre de animales en su habitación.

Cada cosa que se decía de ella, cada una peor que la anterior, ninguna cierta, aunque a ella le hubiera gustado encontrar una excusa a su comportamiento solitario y a su pavoroso miedo a la multitud.

La única amiga fiel que había tenido, con la que siempre había conversado y de la que había recibido consejos era: Diana, su muñeca melancólica, aunque a veces recibía la visita de un gato plomo que siempre entraba por la ventana de su cuarto, en aquellas noches sin estrellas, donde la tristeza por seguir con vida se incrementaba más en Lilia.


Hubo un tiempo en que imaginó su muerte, planeó hasta el modo en que moriría y pensaba continuamente en la idea de yacer en un ataúd, en aquella sensación que le produciría ser comida por los gusanos, ese vacío que la deprimía tanto ya no lo sentiría, pues sería parte de él.

Una noche mientras hacia su habitual paseo por el muelle, divisó en la orilla del mar una extraña figura, se acercó mas para poder observar, su corazón comenzó a latir fuertemente, no quería saber quien era el que estaba ahí o a que pertenecía aquella sombra que comenzaba a flotar entre las aguas, sintió una mezcla de miedo y satisfacción, sus piernas se adormecieron y solo caminaban, caminaban en dirección al mar, ¿acaso encontraría alguna respuesta a sus dudas?, sus miedos se fueron convirtiendo en ansias, en deseo de descubrir lo que fuere, porque una voz en el fondo le decía que le estaba esperando, que había venido por ella.

Entró en las aguas del mar, detrás de esa sombra que flotaba, parecía llamarla y cada vez estaba mas hondo, el agua era helada, sentía como si mil espadas de hielo atravesaran su cuerpo, pero debía seguir, habían venido por ella.
Cuando abrió los ojos, un rostro estaba en frente de ella, su corazón moribundo comenzó a resucitar y a bombear rápidamente la sangre por sus venas congeladas, aquel rostro tenía los ojos grandes, los labios delgados, la nariz espigada, el cabello largo y enmarañado. Lilia no podía hablar solo observaba, nunca había estado tan cerca de un hombre, el no dijo nada y la dejó ahí en la arena, luego se volvió caminando lentamente hacia el pueblo. ¿Qué fue lo que pasó? Esa pregunta rondaba en el cerebro de Lilia.

En lo que quedaba de aquella noche, Lilia no pudo dormir, solo trataba de recordar lo que había pasado, la sombra que vino por ella se fue sin esperarla.
¿Y quién era el muchacho que la sacó del mar? Al recordar su rostro, su piel se escarapeló. Aún dando vueltas en su cama recordó aquellos ojos grandes y el cabello enmarañado que caía sobre ellos, no tenia miedo, quería revivir una y otra vez aquel momento, volver a verlo desaparecer entre la niebla.

En los siguientes días tuvo sueños muy extraños, veía la sombra que flotaba sobre el mar esperando por ella, la cogía de las manos y se la llevaba hacia el fondo del mar, luego eran los ojos del muchacho los que la observaban, era él quién había venido por ella, repentinamente todo desaparecía y estaba sentada en la arena, una voz la llamaba: Lilia, Lilia, mi querida Lilia… de un sobresalto despertaba siempre de aquel sueño.

Luego de un par de semanas, cuando estaba caminando por el patio de la escuela, sintió que alguien la miraba, era una mirada penetrante, Lilia volteó y logró encontrar los ojos grandes que la habían llevado al borde del delirio durante el círculo vicioso de sueños que había tenido luego de ver la sombra en el mar.
¡Sí!, eran esos ojos, su corazón volvió a resucitar como esa noche en la arena, trató de buscar nuevamente aquella mirada; pero ya no estaba, ¿Habría imaginado haberlo visto?, ¿Sería acaso su deseo exagerado de volver a verlo, lo que produjo toda esta alucinación?, pues debía ser eso, no era lógico lo que estaba pasando.

Cuando salió de clase y se dirigía a su casa por aquel largo y desolado camino, sintió ponérsele de punta los cabellos de su nuca, un extraño frío recorrió su cuerpo en un instante, era otra vez esa mirada, la podía sentir, detuvo su paso, alguien estaba detrás de ella, era el chico, aquel chico de los ojos grandes, había regresado y esta vez se la llevaría con él.
Volteó tan lentamente que durante ese largo tiempo recordó lo de aquella noche en el mar y los sueños interminables, cuando volvió en sí, ahí estaba, parado debajo de un gran árbol al lado del camino, no había duda, Lilia había esperado mucho por aquel momento, dió un paso y ya estaba en frente de él, volvió a mirar sus ojos grandes, negros, esa noche no los había podido ver bien, eran hermosos, infinitos, su piel era blanca como la luna y estaba vestido de negro como si viniera de un entierro.
Le sonrió, Lilia sentía que si iba se volvería loca.
Lilia... – le dijo – era la misma voz que la llamaba en los sueños, el la tomó de la mano, Lilia sentía quemarse, le gustaba, hasta ahora ella no había dicho ni una sola palabra, no podía hacerlo, sólo quería observar sus ojos y esa sonrisa que la hipnotizaban.
De pronto el ruido de chicos que regresaban a sus casas, alborotando todo a su paso, hizo que Lilia se desconcentrara, ellos solo pasaron de largo murmurando cosas, seguro las mismas que se decían siempre de ella.

Cuando volvió a buscar al chico de ojos infinitos, ya no estaba, otra vez se había ido, Lilia sintió un vacío y las ganas locas de morir, caminó y caminó sin destino, dibujó en su mente aquel rostro perfecto y escuchó una y otra vez aquella voz diciendo: Lilia, Lilia…Lilia.
Llegó a su casa luego de un par de horas, sólo se preguntaba: ¿Cuando volvería a verlo? lo extrañaba, sí, lo necesitaba.
Sus deseos se vieron complacidos cuando entró en su habitación, al lado de su cama estaba él, más pálido; pero más bello que antes, le había estado esperando.
Lilia… - le dijo - mirándola con esos ojos profundos – tardaste en volver a mí, ¿Has pensado en porqué he venido?
- Uriel, llévame contigo – estas palabras escaparon de Lilia - ¿Uriel?, su sorpresa fue grande, no sabía su nombre y ahora de pronto… lo sabía, siempre lo supo.
Uriel volvió a sonreír y dijo: - Pensé llevarte conmigo el día en que me conociste, luego te busqué en tus sueños y aún así tuviste dudas. He estado siempre a tu lado, aquellas noches en las que solo querías morir, en esas noches en las que te aferrabas a la vida y llorabas buscando respuestas, comprendí tus miedos, fui parte de tu soledad, yo soy lo que tú has esperado, yo soy tu respuesta… ahora ven conmigo.
Lilia abrazó a Uriel, lo amaba, iría a donde sea; pero no lo dejaría ir, cruzaría todas las barreras por él.
Sabía lo que tenía que hacer, Uriel merecía cualquier sacrificio, era su dueño y lo seguiría a su mundo.

Salió de su habitación y se dirigió hacia el balcón, ya era de noche, la luz de la luna reflejaba la figura de Uriel que la esperaba afuera, Lilia desató las cortinas y utilizó un extremo de la cuerda para amarrarlo a una de las barras de madera, aquel balcón seria el portal para llevarla al lado de Uriel, ahora el otro extremo de la cuerda estaba fuertemente anudado a su cuello. No lo pensó dos veces, ya estaba subida en el borde del balcón con los brazos extendidos, deseando solo estar con Uriel, deseando un beso, por un beso dejaría su vida terrenal, aquella vida llena de miedos, decepciones, de dolor, una vida injusta y no deseada, por fin se daba cuenta de lo que le había servido, sus preguntas estaban siendo respondidas, era lo que tenía que dar a cambio de tener a Uriel cerca, un precio ahora insignificante.

Estaba cayendo, cayendo, hondo, cada vez más hondo, ya no necesitaba respirar, no había dolor.
Uriel sonreía, estaría con el siempre, tomó de sus manos, por fin lo besaría; pero volvió a caer otra vez hondo y mas vacío, ¿algo salió mal?, trató de alcanzarlo de nuevo, se aferró a sus manos; pero volvió a caer.

No fue fácil como lo creyó Lilia, mil preguntas volvieron a surgir durante sus caídas mortales, después de muerta seguiría sufriendo, mas aún de lo que sufrió durante su vida, este era el verdadero precio que debía de pagar por intentar estar cerca de Uriel, moriría una y otra vez sin tener el beso que la llevó al suicidio.

Lilia estaba condenada a caer eternamente y Uriel estaría esperando el momento en que acabara su castigo y podría llevársela lejos, a su mundo.


Tany Alvino C.

Chiclayo, Perú 2006.

5 comentarios:

Maia dijo...

=O
que lindo! y un buen cuento haha
xP

saluditos, no soy de chiclayo pero me gusta tu gatito =)

©Claudia Isabel dijo...

Que cuento!!!
vi la entrada de tu visita silenciosa y vine a conocerte. Me gustó tu cuento misterioso.
Un abrazo desde Buenos Aires

Martin Balbuena dijo...

Interesantísimo descubrimiento, te voy a visitar seguido. Buen cuento...
y gracias por la visita...saludosss

Rodrigo dijo...

Anda que fuerte, y ella seguira muriendo y él seguirá esperando, que buen final...muy buena tú página

un saludo

Oscar Reyes Saavedra dijo...

Es muy interesante la forma en que te comunicas, sigue adelante...
mi blog, si lo quieres visitar es:
www.oreyess.blogspot.com